En mi artículo anterior comentaba que desde unos años he estado escuchando hablar cada vez más de la Web 2.0 y en paralelo introduje el concepto de mashups. Se trata de algo que poco a poco se está convirtiendo en una forma natural de crear aplicaciones web combinando servicios existentes.
Un mashup no es más que una aplicación que mezcla datos o funcionalidades de distintas fuentes para crear algo nuevo. Algo que se produce a partir de la entrada en acción de APIs abiertas, servicios que permiten reutilizar su información, estandarización de formatos como XML o JSON… Todo ha ido encajando para que este tipo de desarrollos se haya ido incrementando de manera progresiva.
Los ejemplos más típicos siguen siendo los mapas de Google Maps y otras plataformas han permitido que cualquiera incruste un mapa personalizado y le añada su propia información. Pero estamos empezando a ver mashups que combinan fotos de Flickr, información proveniente de blogs, datos de tráfico, comparadores de precios o incluso información de la Wikipedia.
Desde el punto de vista del desarrollador web, lo interesante es que ya no tienes que construir todo desde cero. Puedes apoyarte en APIs públicas, consumir datos externos y centrarte en aportar valor en la combinación. El reto está en gestionar bien esos datos, lidiar con limitaciones de cada servicio y entender que dependes de plataformas externas que pueden cambiar sin avisar.
Para usuarios y clientes, la ventaja es evidente: aplicaciones más completas, con información actualizada y creadas en mucho menos tiempo. Y aunque todavía estamos en una fase exploratoria, queda claro que los mashups tienen pinta de convertirse en una pieza importante del desarrollo web de los próximos años.






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